
El pibito tenía una cáscara de sangre seca en la rodilla.
Cada tanto la frotaba con saliva para aplacar la picazón.
-Soy el niño que usted fue- dijo, y me llevó de la mano hasta una pared con un espejo grande.
y los espacios ralos de mi mollera.
- Es para que vaya perdiendo el miedo- dijo el pibito mascando una manzana roja, mas grande que su cara y recién afanada (lo sé porque huelen distinto, la manzana madura si es robada, es mágica)
una y otra vez para encontrarme,
repentino después de la oscuridad
en la intermitencia de los parpadeos:
Hay manchas nuevas
que el tiempo va a germinar en las mejillas
como bandera inequívoca de un desgaste
y las canaletas que se ramifican
al costado de los ojos cuando sonrío.
y me vuelvo a encontrar entre los velos de madurez
que afloran tímidos y despacio
en alguna luz perdida que devuelve el espejo.
…Y me alumbro de nuevo
Quiero adelantarme a la sorpresa
que el tiempo estampará sobre el cuero.
Quiero aprender a amar
a este viejo que estoy empezando a ser.
El pibe se pierde espejo adentro
con doce diamantes,
un casalito de gallinas pigmeas,
y una paloma con el ala rota
que dormía en los inviernos con el gato y el perro
…yo destapo el primer vino de mis cuarenta y dos años.